El 1 de septiembre fue un día importante para el mundo del automóvil, día en que se produjo un cambio significativo en las homologaciones de los consumos y emisiones de gases de los modelos. Ese día entró plenamente en vigor el Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros (WLTP en las siglas en inglés), que sustituye al Nuevo Ciclo de Conducción Europeo (NEDC) para los coches que vayan a matricularse.
Así, los coches nuevos matriculados en la Unión Europea (UE) deberán superar obligatoriamente los test de emisiones realizados en condiciones reales de conducción, un control reforzado que desde el pasado año se aplicaba ya a los nuevos modelos de producción para evitar que se repitan fraudes como el del llamado ‘dieselgate’. Aunque en el caso de España el Ministerio de Industria aprobó ampliar el régimen transitorio que minimiza el impacto, a efectos fiscales, de las nuevas pruebas de consumo y emisiones.
Por lo tanto se empezará a realizar de manera sistemática a todos los vehículos dos pruebas más estrictas que las que tradicionalmente se han realizado, y que reflejaban con menos fidelidad los niveles reales de emisiones contaminantes. En concreto, se introducirá un procedimiento armonizado en los laboratorios (WLTP, por sus siglas en inglés) y un control en condiciones reales de conducción (RDE).
Actualmente, los vehículos tributan en función de los gramos de CO2 que emiten por kilómetro, aunque la mayoría están exentos por no alcanzar, en las pruebas, homologadas, el mínimo de 120 gramos por kilómetro. Para emisiones de entre 120 y menores de 160 se tributa un 4,75%, mientras que para las mayores de 160 y menores de 200 un 9,75% y un 14,75% para los que emitan más de 200 gramos por kilómetro.
Aunque las nuevas pruebas entraron en vigor el sábado 1 de septiembre, en la actualidad existe una moratoria hasta el 31 de diciembre de este año, que mantendrá los niveles de emisiones cercanos a los registrados con el ciclo NEDC, con una desviación que ronda el 5%.
Tal y como solicitaban los fabricantes, el Gobierno ha retrasado dos años la aplicación del ciclo de homologación WLTP que afecta a los consumos y las emisiones, pero a partir de entonces los vehículos subirían de media 1.768 euros, y 5.169 euros en el caso de los coches de alta gama.
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