El coche autónomo parece una realidad cercana en la que muchas marcas están trabajando y en la que los españoles tienen confianza. Según la segunda edición del informe “Españoles ante la Nueva Movilidad”, elaborado por el Centro de Demoscopia de Movilidad, un 34% de los españoles asegura que está dispuesto a dejarse llevar por uno de estos vehículos. Sin embargo, el temor a este tipo de vehículos también tiene un peso importante: dos de cada tres españoles no se imaginan subido en uno de ellos.
Lo que parece seguro es que los vehículos autónomos son una tendencia de futuro que va a ganar mucho peso durante los próximos años. Así lo revela un estudio de la consultora internacional Policy Network a encargo de Nissan: los vehículos sin conductor contribuirán en 17.000 millones de euros al PIB de la Unión Europea entre 2016 y 2050, lo que implica un incremento de 5,3% del PIB por este concepto.
La apuesta de los fabricantes
Según Sergio Díez, responsable de Ingeniería de Producto y Validación en Renault, el vehículo autónomo se generalizará en 2035. Y parece que las marcas tienen confianza en esta fecha, pues son muchos fabricantes los que están trabajando en sus modelos autónomos.
Una de las compañías que más parece avanzar en la carrera por el coche autónomo es Tesla. La firma estadounidense anunció que desde mediados de 2016 todos sus nuevos vehículos incorporarían el sistema Autopilot 2.0, una herramienta que supone un paso intermedio entre el coche manual y el vehículo automático al liberar al conductor de ciertas funciones.
Tesla es una compañía afincada en Silicon Valley, un lugar en el que otras marcas de renombre y que nada tienen que ver con el sector automovilístico también están apostando por el coche autónomo. Los dos ejemplos más claros son Google y Apple. Google anunció su primer prototipo a mediados de 2014 y a antes de que concluyera el año su vehículo automático ya estaba circulando por las carreteras. Eso sí, con resultados nada positivos, pues impactó contra un autobús.
Por su parte, Apple tampoco quiere perder la ola de los vehículos eléctricos y está trabajando desde hace unos años en su propio automóvil autónomo. No obstante, aún se conocen pocos detalles del iCar (nombre que se le ha dado al coche) debido al secretismo que siempre hay alrededor de la compañía afincada en Cupertino.
Si nos centramos en las marchas dedicadas exclusivamente a la automoción, es difícil pensar en alguna compañía que no tenga ya en mente o que no esté trabajando en este tipo de vehículos. Volvo, Audi, Mercedes, Renault, BMW, Volkswagen, Nissan o Ford son algunos ejemplos de compañías que ya están puestas manos a la obra. Uno de los más cercanos parece ser Ford; la compañía espera tener su vehículo listo en 2021.
Los retos
Como proyecto embrionario, el coche eléctrico tiene numerosos retos por delante, empezando por la normativa actual: no hay ninguna legislación que regule la circulación de este tipo de vehículos.
Otra de las principales preocupaciones de los fabricantes es la de la toma de decisiones del vehículo y la seguridad de los peatones que caminan por las ciudades. ¿Si fueras peatón cruzarías un paso de cebra cuando se aproxima un vehículo eléctrico? ¿Priorizarán estos vehículos su integridad frente a la seguridad del resto de ocupantes de la vía en caso de situación de riesgo?
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