Las agencias de viajes, aerolíneas y páginas de reservas de hoteles se llenan de ofertas y descuentos especiales para el verano desde Semana Santa. Los que llevan meses planeando su escapada veraniega tienen tiempo de planificar la financiación de su viaje y, probablemente, lleven un tiempo ahorrando.
Sin embargo, a finales de verano todavía hay turistas que deciden planear un viaje de última hora que, con casi total seguridad, tendrá un precio desorbitado. Y muchos recurren a un préstamo para poder pagarlo. Pero, ¿es esta la mejor decisión?
Qué es un préstamo
Uno de los tipos de financiación más comunes a la hora de hacer grandes inversiones o gastos son los préstamos. Estas «ayudas» económicas nos las facilita una tercera persona —una entidad bancaria, un prestamista o, en algunas ocasiones, la propia empresa en la que vamos a realizar la compra— para que podamos realizar la compra aunque no dispongamos del dinero suficiente.
A cambio de este adelanto de dinero, nos comprometemos a devolver la cantidad prestada en diferentes cuotas, además de unos intereses. Este interés lo fija la entidad que nos ha concedido el préstamo y suele ser bastante alto.
A diferencia de los créditos que nos ofrece el banco cuando vamos a comprar un coche o una casa, por ejemplo, este tipo de crédito «rápido» busca que el cliente devuelva el dinero en el menor tiempo posible y, en el caso de que el periodo de devolución sea de varios meses, la cuantía de interés puede llegar a ser más alta que la cantidad inicial.
Es por esto por lo que deberíamos evitar, siempre que sea posible, acudir a un prestamista que ofrezca «3.000 euros inmediatos, sin comisiones», porque cobrará más intereses.
Cuando el viaje sale mal
Presentar una reclamación cuando ya hemos pagado todo el viaje es algo relativamente sencillo. La compañía con la que viajamos estudiará nuestro caso y, si lo que ofrecían en un principio no es lo que hemos vivido en nuestras vacaciones, será fácil que no nos pongan ningún impedimento a la hora de devolvernos el dinero.
Si, por el contrario, hemos acudido a una entidad de préstamos para pagar nuestro viaje y aún tenemos cuotas pendientes después de viajar, que nos devuelvan o no el dinero va a depender del tipo de préstamo que nos hayan concedido.
Pagar por plazos con tarjeta de crédito, por ejemplo, tiene el inconveniente de que el pago ya está programado y su devolución no será posible. En el resto de los casos, los trámites de reclamación tienen a la entidad financiera como intermediaria, por lo que las agencias aéreas pueden mostrarse reacias a realizar el reembolso.
Consejos para financiar tus vacaciones
Pedir un crédito suele tener más inconvenientes que ventajas. Por eso, para que la cuota de las vacaciones que hiciste hace años no te moleste, ten en cuenta estos consejos:
-Planea tus vacaciones con antelación. Investiga cuál es la mejor fecha para visitar el destino que has elegido y cuánto tiempo antes tienes que organizar el viaje, así te ahorrarás las subidas de precios del último momento.
-Sé realista. A la hora de planear las vacaciones, tenemos que ser conscientes de cuál es nuestro presupuesto real y así evitar acabar con una deuda superior al precio del viaje. Comienza a ahorrar un año antes y permítete viajar a donde quieras.
Si necesitas asesoramiento, recuerda que puedes acudir a un Gestor Administrativo. Localiza el más cercano a ti.